NACIONALES --POR SIMóN SUáREZ
25 de septiembre de 2022
RADIOKTUBRE INFO..- El Hogar Eva Perón y el derecho al goce de los adultos mayores -Por Simón Suarez..Ver mas..

Luego de escribir el “Decálogo de la Ancianidad”, con una lista de derechos que fueron incorporados en la Constitución en 1949, Evita inuaguró esta residencia que sigue siendo modélica. Las historias del pasado y del presente, y el gran tema de los lugares donde los adultos mayores pasan sus últimos años de vida.
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La justicia social incluye el derecho a la belleza. Antes de divisar el busto en homenaje a la “abanderada de los humildes”, los techos de tejas inclinados, típicos del chalecito californiano, son las marcas de la arquitectura neocolonial peronista que perduran en el paisaje. El Hogar Eva Perón, una residencia de larga estadía destinada al cuidado integral de personas mayores, ubicada sobre la calle Roble, en la localidad bonaerense de Burzaco, fue inaugurado por Evita en una fecha emblemática, el 17 de octubre de 1948, con el nombre de “Coronel Perón”.
La justicia social incluye el derecho a la belleza. Antes de divisar el busto en homenaje a la “abanderada de los humildes”, los techos de tejas inclinados, típicos del chalecito californiano, son las marcas de la arquitectura neocolonial peronista que perduran en el paisaje. El Hogar Eva Perón, una residencia de larga estadía destinada al cuidado integral de personas mayores, ubicada sobre la calle Roble, en la localidad bonaerense de Burzaco, fue inaugurado por Evita en una fecha emblemática, el 17 de octubre de 1948, con el nombre de “Coronel Perón”.
El derecho al goce —lo más disruptivo y provocador del peronismo— comprendía también a las ancianas y ancianos. El ministerio de Obras Públicas de la Nación realizará “la puesta en valor” del Hogar Eva Perón. La obra tendrá una inversión de 1.218 millones de pesos y comenzará en marzo de 2023.
Aunque las tejas estén deterioradas por el paso del tiempo —se cumplirán 75 años el próximo año— y la madera verde inglés luche contra el ablandamiento ocasionado por el agua, la arquitectura del Hogar, con un terreno que ocupa 32 hectáreas, destila un encanto digno, aunque no esté en su esplendor. Apenas se ingresa, el pasto, las plantas y los árboles combinan sus perfumes. Se respira aire verde, aire con mezcla de cedrón, eucalipto y yuyo. La única música que se escucha es el canto de los pájaros, que pareciera darle la bienvenida a las visitas.
El Decálogo de la Ancianidad
La preocupación permanente de Evita por los ancianos hizo que escribiera y anunciara, el 28 de agosto de 1948, el “Decálogo de la Ancianidad”, una lista de derechos de las personas mayores que fueron incorporados luego en la Constitución en 1949: asistencia, vivienda, alimentación, vestido, cuidado de la salud física, cuidado de la salud moral, esparcimiento, trabajo, tranquilidad y respeto. Este decálogo fue la antesala de un cambio de paradigma porque rompió con la mirada asistencialista y reconocía a las personas mayores como sujetos de derechos.
“Evita hablaba de los derechos de la ancianidad cuando ni siquiera era un debate instalado a nivel internacional, ella fue una adelantada al promover este tipo de obras de infraestructura de primera categoría. Hoy en día no encontrás lugares públicos, estatales, dirigidos a las personas mayores, que tengan este nivel de prestaciones”
Manuel García Argentino, a quien llaman “Manolo”, trabajó 27 años en el Hogar Eva Perón. Este chaqueño de 83 años, nacido en Las Breñas un 20 de octubre de 1938, se enorgullece de haber hecho de todo en este lugar que no visitaba desde hace dos años por culpa de la pandemia. “Primero fui chofer, llevaba a todos los abuelos al hospital, los hacía atender en el hospital de Adrogué; a veces hacía de enfermero y también les sacaba los turnos médicos. Todos los trámites los hacía yo. Debo haber sepultado como 60 o 70 abuelos”, calcula y añade que también trabajó un tiempo en el lavadero. “La ropa de los abuelos se lavaba en unas máquinas muy viejas y había que calcular el agua que había que poner. Después pasábamos la ropa al secador y al final la planchábamos. Lo que más me gustaba era trabajar en la calle; lo que me decían lo hacía. Nunca protesté ni dije ‘yo esto no lo voy a hacer’. A veces me tocó bañar a los abuelos. Lo único que no corté fue pasto”, reconoce Manolo y hasta la boina gris sonríe.
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