Fueron bien pocos los dirigentes de la derecha autóctona que lograron conjugar una condena al ataque a los tres poderes del Estado en Brasil sin incluir un "pero" o sin que se le trabara la lengua. La necesidad de responder a votantes cada vez más radicalizados y hacia la derecha se notó en las contorsiones de cierto sector duro del Juntos por el Cambio, que prefirió atacar al Gobierno argentino que hablar de lo que sucedía en Brasil. Hasta María Eugenia Vidal salió a mostrarse en esa línea, en la que ya habían incursionado Mauricio Macri y Patricia Bullrich. Algunos diputados de Juntos por el Cambio, por ejemplo, presentaron un proyecto de repudio, pero no pudieron evitar poner al mismo nivel lo ocurrido en Brasil o en Perú con la Argentina. Otros, lisa y llanamente emitieron declaraciones que parecen de respaldo y Javier Milei evitó pronunciarse pero retuiteó noticias falsas que acompañaban los ataques a los poderes democráticos y más tarde compartió declaraciones de ONGs que buscaban comparar lo ocurrido con el accionar de otros gobiernos de centroizquierda.