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Mejor tarde que nunca: el Frente de Todos ingresa en etapa de definiciones. La salida del jefe de asesores presidencial Antonio Aracre significó el fracaso del último intento de autonomía emanado del equipo de Alberto Fernández, que este viernes, cuando encabece la reunión del Consejo Nacional Justicialista recibirá de sus contertulios un ultimátum para blanquear lo que ya saben todos: que no va a ser candidato a la reelección.

A partir de ese momento, el peronismo ya no tendrá excusas para darse una estrategia electoral y comenzar a definir candidaturas. Cristina Fernández de Kirchner, que advirtió la semana pasada que no va a quedarse cuidando a sus nietos sino que tendrá un rol en esta nueva etapa, permanece muy activa moviendo piezas para darle forma a la configuración política de la campaña y, ahora, alimenta la idea de reservarse un lugar en las boletas.

La trastienda detrás de la eyección prematura de Aracre ya es pública. Una serie de sugerencias en materia económica que le presentó al presidente llegaron a los medios antes que al despacho del ministro de Economía Sergio Massa, alimentando rumores sobre el reemplazo de uno por el otro. Massa, que ya había apuntado contra las operaciones en su contra con origen en la Casa Rosada, dejó en claro que el episodio agotó su paciencia.

Existen dos lecturas disidentes sobre el episodio. En una, la mojarrita decidió ingresar por su cuenta en el estanque de los tiburones; en la otra fue patrocinado por alguien más. El desenlace, en cualquier caso, resultaba predecible para todos menos para el protagonista y para una portavoz dotada con el dudoso superpoder de darle verosimilitud a las versiones que se apura en desmentir, religiosamente, horas antes de que se confirmen.