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25 de septiembre de 2023

RADIOKTUBRE INFO…. "Chau bolsones, chau remedios, chau salita": la campaña de los movimientos sociales para disputar el voto de Milei ….Por Simòn Suàrez

Barrio por barrio, casa por casa: El Evita, Barrios de Pie, la CCC arrancaron la campaña dirigida a ganar votos para la candidatura de Sergio Massa con una estrategia puerta a puerta contra la fraseología libertaria. Crónica en Dock Sud y José León Suárez, las historias, los que no votaron, la organización y los volantes.

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Diana Galarza tiene 41 años. Vive en La Cárcova, el barrio popular más emblemático de José León Suárez, desde los 18, cuando le tocó sufrir la crisis del 2001, que define en un trazo: “El año en que en todas nuestras familias alguno tuvo que salir a cirujear”. “Por eso nosotros sabemos cómo hablar con los vecinos”, apunta. “Sabemos que la gente piensa ‘a mí no me afecta que no haya un ministerio de Desarrollo Social’. O te dice que Milei no le va a sacar los planes… Pero con la plata del plan vas a tener que pagar la escuela y la salud, entonces, por más que no te saque el plan, el tipo te arruina”.

Diana hace la lista de lo que las familias van a perder si gana la derecha: “Chau remedios que hoy tenemos gratis en la salita. Chau escuela pública: a salir a buscar una privada. Chau al bolsón de comida que usamos todos. Chau a los trabajos de urbanización. Chau a terminar el club que estamos haciendo. Chau todo”.

Por eso, este mediodía es parte de la recorrida “Barrio x barrio y casa por casa”. Estamos en el partido de San Martín, municipio conurbano de identidad peronista, pero donde Unión por Todos sufrió también el golpe del ausentismo electoral, la retirada de la política de los votantes que tradicionalmente lo apoyaron y que ahora se propone recuperar. Es un sábado fulero, llovizna de a ratos.

Los movimientos sociales afines al gobierno --el Evita, Barrios de Pie, la CCC-- arrancaron el fin de semana con esta campaña, dirigida a ganar votos para Sergio Massa. Y obviamente, la cosa pasa por salir al cruce de los argumentos de Javier Milei y la fraseología libertaria. Explicar qué se está poniendo en juego.

La tribu que se junta para hacer el casa x casa es variada. Hay un grupo de vecinas como Diana, otro de travas y trans de la agrupación El Teje y hay militancia de otras organizaciones -Resistencia Peronista, Patria Grande, La Kapitana, la Martín Fierro, Proyecto Sur, la red de Ferias de San Martín-. Los nombres dicen poco al de afuera, pero en la vida del barrio tienen un peso.

A la actividad se suma Leo Grosso, que como diputado nacional del Evita y reciente precandidato a intendente de San Martín --perdió la interna contra el actual jefe comunal, Fernando Moreira-- es la cara conocida para el casa x casa.

Dice Belu, referente joven, alineada con Juan Grabois : “Tenemos que salir a buscar a esos pibes que creen que no va a cambiar nada. Salir a buscar a nuestros amigos y preguntarles con qué sueñan. Porque mi sueño es una casa propia, no es la dolarización”.

Pablo Puebla, de la OLP, trae el punto de vista de los que ya vivieron más de una crisis disciplinadora. La hiperinflación del ‘89 que antecedió a las privatizaciones, por ejemplo. “Acá está en juego el futuro de todos”, asegura, “porque Milei y la derecha no vienen sólo a ajustar, vienen a hacernos mierda porque desde la Quiaca hasta Ushuaia van a regalar los recursos naturales”.

Otro tema de fondo es la defensa del Estado. Grosso cuenta una anécdota reciente: su hija, de tres años, se metió una pila de un juguete en la nariz, una de esas pilas pequeñas. Por su trabajo en el Congreso, la familia tiene una buena prepaga. Con su compañero corrieron a su clínica, donde con una placa los médicos comprobaron que la pila estaba ahí, encajada en el tabique. Pero la clínica no tenía un otorrino de guardia, no podían sacarla. Entonces --todo era urgencia, porque una pila es tóxica y si se va al estómago las consecuencias podían ser muy graves-- fueron a un sanatorio privado muy conocido, de alta complejidad. Allí sí podían quitarla, pero no atendían con su prepaga. “Lo hacemos como particulares”, pidieron ellos. Entre anestesia y otros gastos médicos, la atención costaba cerca de un millón de pesos. Juntaron las tarjetas de crédito y no les alcanzaba, comenzaron a llamar a parientes para armar una vaquita. Hasta que uno de los médicos les recomendó que fueran al hospital público. Ahí los recibieron y sacaron la pila de la nariz de la niña. “¿Y saben cuánto nos cobraron?", preguntó Grosso. "Nada, ni un peso. Eso es tener Estado".

 

 

 

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