Cuando Messi metió el cuarto gol , el segundo de su colección, el de derecha, el arquero boliviano Guillermo Viscarra, enfocado por las cámaras, meneó la cabeza y se pudo leer algo así como "no puede ser tan hijo de puta este monstruo". En el banco, después de ese mismo gol, las cámaras enfocaron a Rodrigo De Paul que abría la sonrisa como en una publicidad de dentífrico. En el otro banco Oscar Villegas le decía a uno de sus ayudantes: “así es imposible, contra Messi es imposible