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Este jueves, 26 de septiembre, la Iglesia Católica celebra a los Santos Cosme y Damián, dos hermanos gemelos que vivieron en el siglo IV y se destacaron por su dedicación a la medicina sin cobrar nada. Su historia de vida está llena de milagros, como el trasplante de una pierna de un hombre fallecido a otro que la necesitaba.

Estos santos fueron apresados por el Gobernador Lisias en Cilicia por su condición de cristianos, pero se mantuvieron firmes en su fe a pesar de las pruebas y tormentos, hasta ser decapitados como mártires.

El culto a los Santos Cosme y Damián se extendió rápidamente desde Siria hasta Roma, y se cree que su sepulcro está ubicado en Ciro, Siria. Originalmente, su festividad se celebró el 27 de septiembre, pero con la reforma del calendario gregoriano fue movida al día 26, como lo conocemos ahora.

Es importante destacar la antigüedad de este culto y la devoción que generan en el pueblo fiel, ya que son considerados santos venerables. La vida de estos santos es un ejemplo de entrega y servicio desinteresado a los demás, siguiendo el mandato de Cristo de dar gratuitamente lo que han recibido gratuitamente.

A lo largo de la historia, el legado de los Santos Cosme y Damián perduró y su nombre sigue incluido en el Canon Romano de la Plegaria Eucarística I. Es un recordatorio de la importancia de la fe y la entrega desinteresada en nuestra vida diaria.